"A casi 400 años de la siempre recordada burbuja de los tulipanes,
Holanda ha sufrido las inclemencias de su propia burbuja inmobiliaria
cuyo estallido ha hundido los precios casi un 20 por ciento desde 2009 y
un 8 por ciento sólo en los últimos 12 meses, como muestra esta gráfica
con datos obtenidos del BIS y la OCDE.
La caída en el mercado inmobiliario en agosto y septiembre llegó al -8% y -7,95% respectivamente, marcando niveles más profundos de los alcanzados tras el estallido de la crisis el año 2008.
Holanda es un buen ejemplo de lo que ha sido la constante de los
países que han vivido una burbuja inmobiliaria y luego sufren su resaca.
En el período del boom o del hinchamiento de la burbuja, la
banca potenció los préstamos y una vez que la burbuja revienta comienza
con el proceso inverso de la represión financiera que se propaga a
otros sectores de la economía.
En esta etapa, el fenómeno del desapalancamiento financiero y la contracción del crédito cobra fuerza y la crisis se propaga a otros sectores acelerando aún más el declive económico. (...)
En el período del auge la banca holandesa se excedió en sus
facultades crediticias y otorgó préstamos inmobiliarios sin restricción,
atendiendo a la escaséz de viviendas que tiene el país. Debido a su
geografía restringida y a que gran parte de su territorio está ocupado
por el agua, 17 millones de personas comparten un terreno relativamente
pequeño.
Esta escasez llevó a los bancos a adoptar a fines de los años
90 normas muy laxas para los préstamos hipotecarios lo que empujó los
valores al alza. A esto se sumó el programa de alivio fiscal para los
compradores, lo que multiplicó los prestamos.
En el período del auge la banca financiaba el 120 por ciento del valor del vivienda, sumándose a la idea generalizada de que la vivienda “nunca baja de precio”. Pues bien, desde el 2009 Holanda también sufre una caída continua en el precio de la vivienda
y esto está generando numerosos traumas en su economía que comienzan a
propagarse hacia sus vecinos.
La deuda hipotecaria holandesa llega a 650
mil millones de euros y equivale a casi el 100% de su PIB. Indéntica situación a la española donde la deuda hipotecaria llega a los 924 mil millones de euros equivalente al 100% del PIB.
La presión de una deuda que sube en relación a un precio real de la
vivienda que cae es una de las consecuencias menos exploradas de esta
crisis y uno de sus factores aletargantes cruciales. Este componente
provoca la caída en el consumo que arrastra la caída del PIB
holandés.
El descenso en el consumo también implica una caída en las
importaciones y un freno en el comercio internacional. Por eso la
desaceleración comienza también a afectar a Alemania y Francia.
El punto relevante es que Holanda, como parte de los países del
norte europeo, ha sido siempre considerada dentro de ese núcleo sólido y
solvente de las economías europeas avanzadas.
No es simple casualidad
que Holanda, junto a Alemania, Luxemburgo, Finlandia y Austria, forme
parte de ese grupo privilegiado que aún ostenta su calificación
crediticia triple A (AAA). Recordemos que Francia ya no está en ese grupo.
De ahí la importancia que tienen los problemas financieros de
Holanda dado que pueden recrudecer si la recesión se prolonga por un
quinto y un sexto trimestre. En esa perspectiva, Holanda también puede
sufrir una merma en su evaluación crediticia, como acaba de ocurrir con Francia.
Como vemos, ni los países más sólidos se salvan de los efectos de la
burbuja inmobiliaria y el desplome del crédito y la actividad económica." (El blog salmón, 21/11/2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario