"Hoy se cumple un año de la masacre de Kiev, con decenas de muertos,
tanto protestantes como policías, que fue decisiva para derrocar a un
gobierno ucraniano reticente al pleno alineamiento con la Otan y la
Unión Europea y sustituirlo por otro plenamente conforme con ello.
La
masacre no ha sido investigada oficialmente. Las nuevas autoridades de
Kíev fueron juez y parte de una mascarada al respecto. Las potencias
occidentales que apadrinaron al movimiento, no han mostrado interés
alguno en una investigación independiente.
Las
víctimas han sido declaradas “Centuria celestial” y utilizadas para
glorificar el cambio de régimen como producto de una gesta popular. Un
año después, el canal Arte ofrece una larga recopilación de imágenes que
ilustra hasta qué punto el movimiento fue violento.
El
documento concluye con imágenes de protestantes muertos, sin ofrecer
imágenes de policías muertos. He aquí los nombres de algunos de los
policías muertos, concretamente de once de ellos, que yo mismo recopilé
en un acto celebrado en Odesa: Sergei Spichak, Vasili Bulitko, Andrei
Fedyukin, Sergei Tsengun, Dmitri Vlasenko, Vladimir Evtushok, Vitali
Goncharov, Aleksei Ivanienko, Maksim Tretiak, Piotr Savitski, Iván
Tepliuk. Todos ellos muertos por herida de bala.
La lista es incompleta.
Los medios de comunicación ucranianos nunca han mencionado esos
nombres, y los del resto de policías y adversarios del Maidán muertos
aquellos días en Kíev, que podrían rondar la veintena, en las listas de
las 98 víctimas de aquellas jornadas.
Enfrascado en una guerra
civil que precisa mitologías patrióticas, el nuevo régimen instauró la
“Orden de la Centuria Celestial” que reconoce el “coraje cívico y el
patriotismo”. Algunas calles han sido bautizadas con ese nombre y el
nuevo presidente y séptima fortuna de Ucrania, Petro Poroshenko, ha
declarado el 20 de febrero como, “Día de los cien héroes celestes” para
conmemorar la “Revolución de la Dignidad”.
Como expliqué el pasado noviembre (http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2014/11/20/el-conflicto-que-occidente-ha-provocado-en-ucrania-54209/)
el único estudio académico sobre aquella masacre, obra del profesor
Ivan Katchanovski, de la School of Political Studies de la Universidad
de Otawa concluye lo siguiente:
“Las evidencias indican que
una alianza de elementos de la oposición y la extrema derecha estuvo
implicada en la masacre de manifestantes y de policías, mientras que la
implicación de las unidades especiales de la policía en la muerte de
algunos manifestantes no puede excluirse.
El nuevo gobierno que llegó al
poder en gran parte como resultado de la masacre, falsificó la
investigación, mientras que los medios de comunicación ucranianos
contribuyeron a tergiversar la matanza de manifestantes y policías. Las
evidencias indican que la extrema derecha desempeñó un papel clave en el
violento derrocamiento del gobierno de Ucrania”.
Un año
después, la BBC, uno de los canales importantes para la propaganda de
las guerras y cambios de régimen inspirados por potencias occidentales,
estima ahora que por lo menos algunos de los que tiraban el 20 de
febrero eran antigubernamentales:
http://www.bbc.com/news/magazine-31359021. Muy poco y demasiado tarde para reivindicar una mínima decencia informativa.
http://www.bbc.com/news/magazine-31359021. Muy poco y demasiado tarde para reivindicar una mínima decencia informativa.
Obviamente,
si todo eso hubiera ocurrido con los vectores y escenarios invertidos
-un gobierno favorable a los intereses occidentales, en México o Canadá,
derrocado bajo patronazgo chino y ruso, con políticos rusos, chinos y
venezolanos de primera fila repartiendo pastelitos entre los
manifestantes y expresando su solidaridad con ellos– no se habría
celebrado como progreso democrático, sino como escandaloso y sangriento
golpe de estado, intolerable ingerencia extranjera, terrorismo y demás.
La guerra que ha resultado de todo ello, como culminación de veinte años
de política exterior y de seguridad europea sin Rusia y contra Rusia, se presenta como resultado de un “expansionismo ruso”. (...)
La situación económica de Ucrania es catastrófica. “Yuzhmash” la gran
industria de Dnepropetrovsk está paralizada. Hace 8 meses que sus
obreros no reciben salario y diez mil de ellos han sido enviados de
vacaciones. La industria del automóvil está paralizada: en enero se han
producido 352 unidades. Por presiones del Fondo Monetario Internacional,
que aplica en Ucrania la misma política que ha arruinado a Grecia, los
precios del gas se van a multiplicar por cinco en el primer trimestre de
este año, igual que los gastos de vivienda, agua, electricidad, etc.
Millones de ucranianos al borde de la pobreza van a verse afectados.
Todo esto va a pudrir la situación social y complicará el clima de
violencia, desorden y guerra civil en un país lleno de batallones y
milicias descontentas en el que la población elude masivamente el
reclutamiento militar.
El
problema fundamental es que nadie puede permitirse pasos atrás
significativos sin arriesgarse a grandes derrotas. Si Estados Unidos
cede y permite que los divididos europeos alcancen el modus vivendi
con Moscú, pendiente desde el fin de la guerra fría, su influencia en
Europa menguará mucho.
¿Qué habrá que hacer con la OTAN, organización
encargada de la desestabilización continental cuyo sentido es,
precisamente, mantener esa influencia militarizando la política
exterior? ¿Qué pasará con el principio de autoridad, (http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2015/02/05/el-principio-de-autoridad-45435/),
con el mal ejemplo que el desafío ruso lanza a todas las potencias
emergentes de que sí se puede detener militarmente la intrusión imperial
occidental?
Es muy difícil esperar pasos atrás por este lado. Respecto a
Moscú, retroceder significa entrar de pleno en el escenario 1905:
completo desprestigio nacional del régimen de Putin y apertura hacia
escenarios caóticos de mayor nacionalismo ruso y grandes convulsiones
sociales. Si para Occidente es una cuestión de imagen, del prestigio de
la disciplina imperial, para Rusia es un ser o no ser. (...)" (Rafael Poch , La Vanguardia, en Rebelión, 23/02/2015)
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