"(...) el economista Roger Bootle, director ejecutivo de Capital
Economics, ha elaborado una guía para señalar los pasos que habría que
dar para salir del euro sin demasiados problemas y sus consecuencias
concretas.
Un análisis que fue galardonado en 2012 con el Premio Wolfson
y que concluye diciendo que, aunque tendría perdedores y ganadores, “el
efecto neto global sería claramente positivo para el crecimiento futuro
y la prosperidad de los actuales miembros y para el resto del mundo”.
“Puede que la gente no esté de acuerdo sobre si es bueno abandonar el
euro, pero la contribución del Premio Wolfson -dice Bootle- ha sido
demostrar que puede llevarse a cabo”.
¿Qué pasaría si un país saliera del euro?
Como he dicho, quienes defienden el status quo europeo, es decir, los
intereses de Alemania y los grandes capitales, suelen asociar la
posible salida de un país del euro con todo tipo de males:
hiperinflación, explosión de la deuda, empobrecimiento, quiebras
bancarias… el desastre. (...)
Lo mismo que son muchos los economistas de prestigio que han
denunciado el mal diseño del euro y sus consecuencias fatales (los
premios Nobel Allais, Stiglitz, Krugman o Sen, por ejemplo) muchos otros
han demostrado que salir de una unión monetaria no es necesariamente
una tragedia sino incluso más bien lo contrario.
El economista Jonathan Tepper ha estudiado 69 rupturas de uniones
monetarias producidas en los últimos cien años y ha comprobado que la
mayoría de ellas se produjeron con baja volatilidad y rápidamente (A Primer on the Euro Breakup: Depart, Default, and Devalue as the Optimal Solution).
Según su análisis, cuando hubo bancos centrales que no financiaron
inadecuadamente los déficits de los gobiernos, lo que vino después de la
salida no fue alta inflación sino crecimiento económico y un impacto
negativo agudo pero breve. Sobre los países de la periferia europea
afirma que, aunque se trate de casos singulares, a la vista de la
situación en la que se encuentran y de la experiencia histórica, dejar
el euro sería una de las mejores cosas que les pueden suceder. (...)
El economista francés Jacques Sapir afirma al concluir sus análisis
sobre los posibles efectos de la salida del euro que decir que eso
disminuiría un 30% el poder de compra, que doblaría la deuda o que
produciría un empobrecimiento masivo solo es propio de ignorantes o de
personas que saben lo que dicen pero que optan por jugar la carta del
pánico entre la población para mantener sus intereses (Les conséquences d’une sortie de l’Euro).
Mi opinión es que una moneda única europea sería algo muy positivo
pero solo si se diseña bien y va acompañada de la necesaria unión
política. Pero me parece muy negativa, sobre todo para los países de la
periferia como España, tal y como está constituida. Por eso consideré en
su día un error que España entrase en el euro.
Hoy día creo que las cosas son más complicadas. No es lo mismo no
entrar que salir, sobre todo, cuando se ha querido a propósito que salir
conlleve un tremendo conflicto institucional.
Me parece que ahora es
obligado y más deseable luchar con decisión por cambiar las condiciones
en que funciona el euro (algo que nunca ha hecho un gobierno español),
recurriendo mientras tanto a fórmulas intermedias como la emisión de una
moneda complementaria. Solo si esta vía es inútil creo que debiera
plantearse (aunque siempre que se tuviera un gran apoyo social para dar
ese paso y en ese caso sin miedo) abandonar el euro.
Pero es tanta la torpeza de las autoridades europeas y tan estrecha y
egoísta la estrategia alemana que no se puede descartar que en
cualquier momento estalle un conflicto económico o político en Europa
que haga saltar el euro por los aires." (Juan Torres López, 19/03/2015)
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