"(...) los voceros mediáticos patrios sobre Grecia. Sinceramente no entienden nada, no saben nada, no comprenden nada. Occidente está carcomido por la deuda,
sumido en una profunda crisis sistémica, más allá de la meramente
económica. Y nuestra querida Europa sigue sin reaccionar, a punto de que
todo explote, paralizada, petrificada, genuflexa al dictado de lobbies,
oligopolios y grandes corporaciones.
Pero es que no solo es Grecia. Los
datos económicos y financieros muestran una parálisis del ciclo de
inversiones productivas en occidente; el inicio de una profunda
desaceleración, sino recesión, en los Estados Unidos; la inefectividad
de la política monetaria global, incapaz de generar rentas, mientras
activa burbujas de activos de riesgo por doquier.
Y todo ello, absolutamente todo, regado con más deuda, impagable, insostenible,
aquí y allá, en Grecia, en Estados Unidos, y en España. ¿Acaso conocen
estos voceros mediáticos la evolución de la deuda –privada y pública- en
España? ¿Saben realmente que nuestra deuda externa está en máximos
históricos?
En éste contexto, ¿qué sentido tienen editoriales sobre Grecia como la de El País del 11 de mayo?
¿No entienden aún la situación de emergencia social que vive Grecia?
¿Acaso se han leído el estudio encargado por el Instituto alemán de Investigación Macroeconómica (IMK), afiliado a la Fundación Hans Böckler, sobre las consecuencias de las políticas europeas en Grecia? Sencillamente son dramáticas, vergonzosas, humillantes. (...)
Es curioso, tenemos que irnos al otro lado del Atlántico para encontrar cierto grado de compasión por parte de las élites. (...)
Mohamed El-Erian, sin duda uno de los estrategas más reputados en Wall Street, y asesor de Obama, mostró también su apoyo y respeto profesional a Yanis Varoufakis.
El-Erian, a diferencia de las barbaridades que se leen en los medios patrios, señalaba al comienzo de su blog en Bloomberg: “Nunca he conocido o hablado con Yanis Varoufakis,
ministro de Finanzas de Grecia.
Sin embargo, siento que he llegado a
conocerlo a través de sus escritos y entrevistas, y leyendo acerca de
sus interacciones con los sectores oficiales y privados en Europa...
Varoufakis fue un soplo de aire fresco en este drama económico griego
prolongado y agotador, que implica costos humanos alarmantes en términos
de desempleo, pobreza y pérdida de oportunidades.
Respaldado por una
considerable lógica económica y el deseo de hacer lo mejor, presionó
para obtener más realismo en las condiciones de política económica
exigidas por los acreedores de Grecia. Y él no se cansaba de recordar a
la gente que la recuperación de Grecia no era solo responsabilidad de
ese país”.
El-Erian, tras la decisión de Tsipras de apartar momentáneamente a
Yanis del foco de las negociaciones, terminaba su blog de manera
contundente: “Pero a menos que este tiempo sea utilizado por los
acreedores del país a aceptar una verdad que Varoufakis trató
constantemente de imponer -que las reformas económicas griegas, por muy
audaces que sean, no tendrán éxito a menos que las condiciones de
austeridad presupuestaria se relajen y haya un mayor alivio de la
deuda-, el ministro de Finanzas podría volver a la primera línea.
Esta
vez, tendría una misión diferente: la de tratar de restaurar el orden después de una "Graccident”, un accidente económico y financiero tan grande que haría imposible la continuidad de Grecia en la zona euro.”
Del “Graccident” a la descomposición del Euro
Si Europa quiere imponer sus tesis a Grecia, al país heleno no le quedará más remedio, en aras de vencer a la austeridad, que liberarse del euro.
Ello supondría una devaluación que haría necesarias la suspensión de
pagos, la reestructuración de la deuda, controles de capital, y la
nacionalización de la banca. Paralelamente debería introducir una
política industrial con la implementación de un programa nacional de
inversión pública y privada.
El objetivo sería muy claro, alejarse del
consumo, el bajo nivel de ahorro e inversión, el endeudamiento
individual y las burbujas especulativas a las que el Euro sumió al Sur
de Europa. (...)
Esta alternativa extrema griega, a la que forzosamente le arrastrarían los burócratas que pululan por Bruselas, sería socialmente mucho más provechosa que el estrangulamiento actual. Pero es que además si pasa esto, Grecia
sería la chispa que encendería la explosión incontrolada de unos
mercados financieros sobrevalorados y sobrecomprados, por obra y gracia
de los Bancos Centrales.
Inmediatamente después empezaría un ataque especulativo hacia países con una deuda insostenible, entre ellos el nuestro, para generar otras nuevas Grecia. En ese caso, el Euro finalmente colapsaría.
Conforme pasa el tiempo, y ante la negativa a un proceso de
reestructuración de la deuda, hasta aquellos que defendíamos nuestra
permanencia en el Euro, porque en realidad el problema son las
políticas, empezamos definitivamente a tener serias dudas." (Juan Laborda, Vox Populi, 13/05/2015)
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