"La enorme deuda alemana camuflada explica la estrategia contra el sur
de Europa, la de propagar intencionadamente pánico financiero allí para
lograr una huida masiva de capitales hacia Alemania. Eso es lo que ha
sucedido con Grecia.
Las recientes declaraciones del presidente de la Comisión Europea,
Jean Claude Jüncker, en las que afirmó que “la troika atentó contra la
dignidad de Grecia” y admitió que “la troika es poco democrática”,
suponen el reconocimiento de la perversión de utilizar el descrédito
como arma arrojadiza.
En el futuro no debe descartarse que el derecho y
los tribunales sean la última salida para poner orden en este “mercado
caníbal”; este problema no es sólo político y económico sino jurídico, y
se debe encauzar en los tribunales como el de la UE o el Tribunal
Judicial de la OMC (Appellate Body), una instancia a la que Grecia debería recurrir de inmediato.
Como se muestra en la tradición jurídica norteamericana, contra los
abusos de posición dominante de las grandes corporaciones y la
protección de la democracia económica a través del derecho de la
competencia y la garantía de los derechos de las minorías, las
cuestiones económicas no se dirimen solo en el ámbito político y
financiero, sino fundamentalmente en el judicial. (...)
En este caso para frenar el abuso de los poderes bancarios, bajo una
hegemonía alemana, que ha atacado a un pequeño gran país como Grecia,
como ha reconocido Juncker;
La estrategia de propiciar la fuga de capitales del sur de Europa al
norte se debe a una realidad incontestable, que los economistas siguen
sin documentar y denunciar: la enorme deuda alemana camuflada, provocada
por la quiebra de algunos de los bancos más importantes de Alemania,
que el propio Bundesbank, en 2012, reconocía que fue causada por “los
pasados excesos de los grandes bancos alemanes en su actividad
internacional”.
El Dresdner Bank, el segundo del país quebró en 2009, y fue absorbido
por el tercero, el Commerzbank, que el gobierno Merkel nacionalizó a su
vez en un 25% y lo rescató inicialmente con 100.000 millones de euros.
El cuarto banco de Alemania, el Hypo Real Estate, quebró
estrepitosamente. Hoy cuando se anuncia su privatización, sabemos que
en este banco se inyectaron, según el periódico económico alemán Handselblatt,
200.000 millones de euros para reflotarlo, que evidentemente sufragaron
los trabajadores alemanes, pero también los capitales que fueron
forzados a huir desde el sur de Europa hacia Alemania, cuando se tramó
la campaña de descrédito contra Grecia y el más que anuncio de su salida
del euro.
Todas estas quiebras de facto y rescates tuvieron lugar sin ninguna
transparencia y sólo se dieron a conocer en 2012 “por la filtración del
informe confidencial del supervisor financiero alemán , el BaFin,
confirmado por otro de Merrill Lynch, que valoraban en 800.000 millones
los activos tóxicos del país en 2009.
El informe de Moody’s sobre los bancos alemanes de 6 de junio de 2012
describía el problema de una fuerte descapitalización y riesgo de
liquidez de los mismos, pero mantenía su rating porque consideraba, en
una coletilla sorprendente, que había “una alta probabilidad de un apoyo
externo proveniente de múltiples fuentes, como típicamente es asequible
para el sector público bancario alemán”.
Precisamente en ese mismo momento, Bloomberg reflejaba el 12 de junio
de 2012 la efectividad de la amenaza de expulsión del euro a Grecia y
de la propagación de pánico financiero en beneficio de Alemania con un
ilustrativo título: “La fuga de capitales deja a los bancos alemanes
inundados de depósitos baratos”.
Y precisaba que en un año “los
depósitos en Alemana se incrementaron en un 4,4% hasta los 2,17 billones
de euros, mientras que los depósitos en España, Grecia e Irlanda se
encogieron un 6,5% hasta 1,2 billones de euros en el mismo período,
incluyendo el 16% que bajaron en Grecia”. Y precisaba que “sólo en 6
meses el Deutsche Bank ingresó 5.000 millones de euros de depositantes
del sur y el Commerzbank 7.000 en el primer trimestre del 2012”.
Pero todavía más importante, destacaba Bloomberg: “También recibieron
20.000 millones de euros los bancos alemanes en el exterior”,
especialmente en Suiza y Luxemburgo, como el Commerzbank Internacional
SA de Luxemburgo (CISAL).
Los economistas no se han ocupado de aflorar todos estos datos
decisivos para hacer un diagnóstico y entender el porqué de una política
de austeridad impuesta al sur, que articula un ataque especulativo
propiciando pánico financiero para que el gran capital acumulado en el
sur fuera deslocalizado “voluntariamente” a los bancos del norte.
Ahora también sabemos que el Deutsche Bank, “estaba horriblemente
descapitalizado, debido a la alta exposición que tiene en el Mercado de
Derivados” (casino desregulado y privatizado), como alertó Hoeing,
vicepresidente de la Federal Deposits Insurance Corporation y exmiembro de la Reserva Federal, el 14 de junio de 2013 .
Con el escándalo LuxLeaks también se ha descubierto que el Deutsche
Bank residía en el paraíso fiscal de Luxemburgo; durante todos estos
años no habría pagado el impuesto de sociedades, mientras los demás
bancos (griegos y españoles, por ejemplo) que competían con él, tenían
que soportar esta más que desleal competencia.
En estos momentos el Deutsche Bank se enfrenta a una avalancha de
investigaciones criminales y civiles impulsadas por la Fiscalía de
EEUU, por su implicación en el cártel que manipuló el Líbor-Euríbor y
del Forex (Mercado de Divisas), así como por su participación en las
hipotecas basura.
Estos días también se enfrenta al riesgo de no superar
el primer stress test al que se somete en Estados Unidos. Para
hacer frente a todas estas investigaciones tiene previsto nombrar al
conocido penalista Steven F. Reich como Consejero General del Deutsche
Bank para América.
También el Commerzbank, segundo banco alemán seminacionalizado, se enfrenta a la temida Securities and Commodities Fraud Task Force de Nueva York, que la investiga por presunto lavado de dinero.
Todos estos métodos tan poco ortodoxos de la banca alemana nos
confirman que la imposición de austeridad tenía un componente claro de
dominación incluso política, y que provocar pánico financiero les servía
para rellenar el agujero existente en sus propios bancos, provocado por
lo que fue la causa de la crisis financiera mundial: el mercado de
derivados, desregulado y privatizado desde el año 2000, en manos de un
cártel de trece megabancos, entre ellos el Deutsche Bank." (Manuel Ballbé, 07/03/2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario