"La agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s elevó la nota de la de deuda soberana de España un escalón, de BBB a BBB+. ¿Curioso, verdad? Se trata del enésimo chiste del Club de la Comedia, con la participación estelar de las agencias de calificación anglosajonas.
La deuda externa patria alcanza niveles récord; la deuda total es
impagable; la contabilidad trimestral del período 2011-2013 recoge
finalmente una caída de la actividad económica del doble de lo
inicialmente estimado; la economía patria está estancada desde julio
(olvídense de lo que les diga el INE, ya lo revisarán a la baja); el
mercado laboral precario da muestras alarmantes de agotamiento; la renta
salarial se desploma; la disponibilidad de bienes de equipo apenas
mejora; la protección a los parados se dispara; la pobreza no se
corrige...
Y con todas estas señales, ¿estos depredadores sociales suben la
calificación de la deuda del Tesoro del Reino de España? Simplemente entran en campaña electoral, nada más. (...)
No es por hacer leña del árbol caído, pero ya conocen ustedes la
capacidad predictiva de las dos agencias de calificación dominantes,
¡nula! Mi posición respecto a las agencias de rating no puede ser más
negativa.
Se trata de indicadores muy retardados, tanto para lo malo
como para lo bueno, en muchos casos guiados por los intereses espurios
de quienes son sus accionistas y del país al que pertenecen. Recuerden
el concepto de acreedores ideológicos. Da igual, no se enteran de la que
se nos va a caer encima. Y luego dirán lo de siempre, que si factores
exógenos no contemplados en el modelo, bla, bla, bla, bla,…
A juicio de la agencia crediticia “la economía española se ha
beneficiado de dos rondas de reformas del mercado de trabajo desde 2010,
que han mejorado la competitividad de las exportaciones y del sector
servicios, y de unas condiciones financieras más favorables” ¿Hilarante,
verdad? Standard & Poor’s emplea la ortodoxia neoclásica como soporte teórico para justificar las variables y los modelos que usan en las calificaciones. (...)
El hilo argumental más sobado por las agencias de calificación es que
ante la imposibilidad de recurrir a una devaluación interna solo cabía afianzar la competitividad en precio de los productos españoles, conteniendo el alza de los salarios y aumentando la productividad.
Por lo tanto, y este es uno de los argumentos utilizados para mejorar
la nota, gracias a las políticas de oferta las empresas españolas son
más competitivas, exportan más, y el sector exterior es nuestra tabla de
salvación.
¡No! La probabilidad de exportar o no de las empresas
españolas depende de factores idiosincráticos de las propias empresas
–tamaño, edad, pertenencia a un grupo empresarial, participación por
capital extranjero…– y de los precios de exportación (tipo de cambio
efectivo real), pero no de la evolución de variables como la
productividad o costes unitarios laborales.
Por el contrario, la
intensidad a la hora de exportar sí que se ha visto afectada
positivamente por el hundimiento de la demanda interna y por la
depreciación de nuestro tipo de cambio efectivo real.
Ni siquiera han analizado una serie histórica de los distintos
indicadores de competitividad. España jamás perdió competitividad en las
últimas dos décadas. Junto con Alemania nuestro país fue el único que
mejoró la cuota de exportaciones.
Standard & Poor’s, como la inmensa
mayoría de los economistas, confunde productividad aparente del trabajo
con competitividad. España tenía una baja
productividad por que el modelo de crecimiento propuesto por las élites
patrias –políticas, financieras, inmobiliarias, y oligopólicas- era
intensivo en mano de obra, pero muy lucrativo para ellas. Pero nada más.
Lo que no cuentan
Llevamos más de siete años de mentiras, de engaños, de falsedades.
Los organismos multilaterales y nuestras autoridades económicas están
ocultando la realidad de España. La situación de nuestro país bajo la actual dinámica es insostenible.
Lo venimos repitiendo machaconamente.
El stock de deuda total sigue en
máximos históricos -415% del PIB-; la deuda externa alcanzó en el primer
trimestre de 2015 un nuevo récord histórico, casi 1,2 billones de
euros, un 111% del PIB. De ello apenas comentan nada las agencias de
calificación, pelillos a la mar. La razón obvia, protegen a aquellos acreedores que en su momento deberían haber experimentado una importante quita.
La vulnerabilidad de unos pasivos tan elevados frente al exterior se
pone de manifiesto al ver que cada año España tiene que captar entre
250.000 y 300.000 millones en el exterior para refinanciar la deuda. Si
los mercados desconfían de nosotros, si aumenta la prima de riesgo más
allá de 200 puntos básicos, simplemente estaremos en un grave aprieto.
Y
para ello solo bastaría con un empeoramiento en los mercados
financieros, aspecto que ya ha empezado a activarse. En ese caso, España entraría en la tormenta perfecta: crisis de deuda soberana, crisis bancaria, crisis de balanza de pagos, crisis de la Seguridad Social,…. Pero de todo ello Standard & Poor’s calla, luego otorga." (Juan Laborda, Vox Populi, 03/10/2015)
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