"Hay cifras a las que es difícil no dar crédito: la victoria del 'no' en
el referéndum constitucional, que ha aplastado con un impresionante
59,1% al 'sí' (41,9%) no admite discusión.
El engaño de los datos
inflados ad hoc o incluso manipulados, como en el caso del Ministerio de
Trabajo en septiembre pasado con las cifras de empleo y crecimiento, no
son posibles cuando el país se divide con arreglo a una línea de
demarcación precisa.
El referéndum ha dividido de hecho a la ciudadanía,
aunque no de forma quirúrgica, dada la heterogeneidad del frente de
rechazo a la reforma constitucional (y, en menor medida, también del
frente del 'sí'). (...)
En pocas palabras, se ha impedido que Renzi hiciera las instituciones
aún más autoritarias y centralizadas, en conformidad con su pretensión
de convertirse en un “príncipe” contemporáneo. No podemos dejar de
mencionar también la construcción de un clima de terror mediático que la
prensa, las instituciones financieras, los líderes políticos y las
personalidades del mundo del espectáculo han contribuido a formar en las
últimas semanas con el objetivo de mantener las opciones de Renzi. (...)
Después de todo, una cosa está clara: el voto del domingo ha supuesto un
terremoto para las cúpulas del poder económico y político en Europa,
que auspiciaban la ruptura por arriba para que el poder ejecutivo se
convierta en un mero elemento de compatibilidad entre las decisiones de
la Troika y los ciudadanos. (...)
La deslegitimación de Renzi ha sido sancionada en las urnas por
aquellas personas que han tenido una experiencia igual a cero de las
garantías constitucionales y legales que corresponden a un mundo laboral
pretérito y no a ellas (estudiantes, autónomos, precarios del sector
servicios, trabajadores ocasionales sin contrato, remunerados con la
fórmula de los llamados voucher [tipo de trabajo temporal para
extranjeros que no da derecho a obtener permiso de residencia]) y por
aquellas que sí tienen esas garantías, pero que han visto cómo este tipo
de protecciones se desmoronan poco a poco.
Un factor reúne a ambos sujetos: el hecho de que sus expectativas de
futuro son nebulosas, oscurecidas por la tendencia constante a vivir un
empeoramiento de sus condiciones de vida.
Un futuro negro que amenaza constantemente las vidas de la mayoría de
los ciudadanos italianos (y europeos, degradando su presente, aplastado
por el peso del currículum que se ha de aumentar a través de prácticas
no remuneradas, de la necesidad de experiencia laboral, de encontrar un
empleo antes de que por el despido por motivos económicos se enfrenten a
la pérdida del que aún tienen; un presente cancelado y envenenado por
las grandes obras e infraestructuras innecesarias que contaminan el
medio ambiente, destruyen la naturaleza, y empobrecen comunidades a
costa de las ganancias de unos pocos. (...)
Los partidarios del ‘sí’, sin embargo, se han reducido a ser un grupo
de ejecutivos y cuadros del partido, leales al voto al Partido
Democrático, junto a quienes en el mundo del trabajo pueden disfrutar de
los privilegios porque son gerentes y / o empleadores, o los que creen
(y esperan) salir ganadores en la selva de la meritocracia y la
competitividad en el mercado. En el territorio nacional, el ‘sí’
continúa apoyándose en las plazas fuertes históricas del hilo rojo del
PCI-DS-PD, como la Toscana y Emilia Romagna, aunque haya comenzado el
desmoronamiento algunas fortalezas históricas.
"Yo soy el que pierde, no vosotros" dice el primer ministro,
convencido. El intento de volver a utilizar in extremis el personalismo
esconde la voluntad de reciclar el Partido Democrático, el trabajo del
gobierno y el legado político de estos dos años y medio.
Por el
contrario, se debe declarar enfáticamente que la derrota es de todo el
proyecto y la propuesta del Partido Democrático: Renzi y su partido han
perdido la batalla para recuperar un capital de consentimiento político,
con el pueblo, frente a su izquierda, con gran parte de su derecha y
frente a Europa.
Sus incursiones en los grandes salones europeos para una mayor
flexibilidad en las cuentas públicas deberían haber supuesto un nuevo
impulso hacia un resultado favorable del referéndum. Las promesas
obtenidas con la Ley de equilibrio presupuestario tenían un único
objetivo: acelerar las reformas estructurales en el país (léase las
restricciones de derechos) y la remodelación de todo el sistema bancario
nacional. (...)
Lo que pretenden la Liga Norte de Salvini y el Movimiento 5 Estrellas
de Grillo es la alternancia de gobierno apoyándose en los cuerpos y las
pasiones tristes de la peor xenofobia, el cierre identitario, el
retorno a un pasado mítico que garantiza la estabilidad.
A pesar de los
cantos al ‘Italexit’ y al cierre de las fronteras (como si ahora fueran
altamente permeables), vimos después de la elección de Trump y del
propio Brexit que las oligarquías financieras se adaptan bien a la
"deriva populista y autoritaria" y que las bolsas siguen respirando sin
dificultad.
La construcción de la alternativa, sin embargo, nos habla de otra
cosa, tiene un objetivo completamente distinto, y nos ha hablado en los
meses de campaña dentro de los comités de base, de barrio, en las
escuelas, en las universidades, en los espacios de vida de la ciudad, y
se hizo notar como un estallido contra el último cónclave de la Leopolda de Renzi, así como el pasado 27 de noviembre en Roma [manifestación de miles de personas contra la reforma]
Sólo abriendo este otro camino, que trata de contenidos específicos
que no son los del statu quo y los de la revisión de la Constitución, se
puede evitar la retórica generalista empleada por la derecha y dar vida
a las agendas de los movimientos. Por supuesto, es una tarea difícil
que sólo acaba de comenzar, pero aún así ha construido una legitimidad
que facilita las condiciones para que se den espacios reales de
movimiento fuera de la retórica nostálgica. (...)" (Global Project , Diagonal, 06/12/16)
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