"Las decisiones sobre política fiscal tomadas por los gobiernos de Rajoy,
y también por los últimos de Zapatero, no responden a ninguna
planificación, ni ideología, sino a meros espasmos para cuadrar el
déficit, una vez fracasada la hoja Excel de los Presupuestos.
Solo así, se puede explicar las prisas para aprobar el último paquete
fiscal, que será apoyado por la otra pata de la Gran Coalición, el PSOE,
que incluye unas ligeras subidas de impuestos especiales (tabaco y
alcohol) y un ensanchamiento de las bases imponibles en el Impuesto de
Sociedades. (...)
Las cifras que aporta el ejecutivo en materia de recaudación, casi 7.500
mill€ se necesitan, son, de nuevo, un brindis al sol, que no tienen
cotejadas con la realidad, y que sin duda responden, una vez, más a
ejercicios de simulación en la oscuridad de los bajos del Ministerio en
el antiguo edificio de Aduanas. Lo que sí sorprende es que hasta ahora,
se podían deducir las empresas las pérdidas cuando tenían participadas
que operaban en paraísos fiscales.
Es decir, una forma de diluir
beneficios era comprar o crear una filial en un paraíso fiscal, declarar
pérdidas, como hacían algunas entidades financieras, y luego descontar
esas pérdidas del resultado consolidado. Estas prácticas, tan injustas
como insolidarias, reflejan hasta qué punto, las grandes corporaciones
han estado mimadas por los diferentes gobiernos, aunque el primero de la
clase fue, curiosamente, el mal llamado socialista de Zapatero.
Estas grandes corporaciones, cuyos despachos de abogados y fiscalistas,
dictan la política fiscal de los gobiernos, crean menos empleo que las
empresas de menor tamaño y su contribución a las arcas públicas,
resultaba ridícula, por más que los grandes liberales salgan en tromba a
defenderlas, con el argumento que suponen y engordan la marca España,
engendro de marketing para gloria de los grandes grupos empresariales
que beben y se nutren del BOE.
Con estos parches fiscales, un pellizco del tabaco, otro del alcohol,
solo licores espirituosos ya que el vino y la cerveza son saludables,
por lo que no cabe desincentivar el consumo, y los anticipos del
Impuesto de Sociedades, la Gran Coalición ya piensa que va a solucionar
el problema del agujero fiscal donde todos los años se licuan y se
blanquean miles de millones de euros.
Las mejores estimaciones apuntan a
que solo en el IRPF se calcula que el fraude alcanza los 20.0000 mill€,
casi un 2% del PIB, junto a las rentas en paraísos fiscales que se
cuantifican en más de 144.000 mill (7.400 mill de recaudación perdida). (...)
Como la práctica y la filosofía fiscal en España es compartida por PP y
PSOE, se entiende la rapidez con la que se han puesto de acuerdo en los
últimos días para acometer este pastiche fiscal, amén de la subida del
salario mínimo y por supuesto el techo de gasto y la traca final de los
Presupuestos.
Con estas ayudas políticas, el PSOE salva al PP de las
garras de Ciudadanos, que pretendía darle un giro más liberal a la
política económica, y por supuesto pretendía eliminar el salario mínimo,
variable denostada por las huestes de Garicano, al estilo de los
académicos anglosajones. (...)
Lamentablemente, la Gran Coalición no acometerá la gran reforma fiscal
que necesita España y que pasa por una equiparación de la fiscalidad de
rentas del trabajo y capital, por una verdadera cruzada contra el fraude
en rendimientos de capital mobiliario, por la instauración de un
impuesto que grave la riqueza y por supuesto la equiparación de la
fiscalidad de sucesiones en toda España.
Seguimos siendo un país con
baja presión fiscal relativa respecto a nuestra posición en el PIB
europeo, con un 34,4% del PIB, muy lejos de Francia (47.8%), Alemania
(39,8%), Italia (43,7%) y por supuesto los países nórdicos, todos ellos
en el umbral del 40%. En resumen, las medidas que se han aprobado por RD, como le gusta al PP,
no van a solucionar los graves problemas de recaudación que tiene
España.
Como el PSOE ha asumido el techo de gasto impuesto por el PP,
que consolidad los recortes ya realizados en 2016, cuando la recaudación
se desvíe y no cumplamos el déficit (3,3% en 2017), el sentido de
Estado les obligará a recortar más gasto. Qué pena de capital político
tenemos en España y que solos estamos los ciudadanos." (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 05/12/16)
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