"De acuerdo con una encuesta realizada a escala planetaria, que también
ofrece pistas sobre las razones del triunfo electoral de Trump, diríase
que vivimos en una época prerrevolucionaria. (...)
Acaba de aparecer un informe
de la agencia de relaciones públicas y comunicación Edelman. En él se
registra que la confianza se halla en crisis en todo el mundo. Desde
2012 viene ofreciendo anualmente esta empresa un “Barómetro de
confianza” y ahora constata que la confianza en las cuatro instituciones
socialmente importantes –economía privada, gobierno, ONGs y medios de
comunicación— se ha desplomado profundamente.
Las personas han dejado de
creer cada vez más que el sistema trabaja para ellas. Y no les falta
razón. Las preocupaciones suscitadas por la globalización, la velocidad
de la innovación y la destrucción de los valores sociales se estaría
transformando en miedo y, a su través, alimentando movimientos
populistas cada vez más fuertes en las democracias occidentales.
Ni
que decir tiene que esta empresa, ella misma un actor de alcance
global, no ve en la desaparición de la confianza en el sistema motivos
para una revuelta o para transformaciones positivas, sino que se sirve
de la información extraída de las encuestas realizadas en 28 países para
invitar a tomar medidas que permitan a las instituciones recuperar la
confianza perdida.
Se observa que en 5 de las 10 grandes potencias
económicas (EEUU, Gran Bretaña, Brasil, Corea del Sur e Italia) el
gobierno se halla en aprietos o se ha operado ya un cambio en el poder.
Se daría un profundo desencanto con las izquierdas y las derechas
políticas allí donde la globalización, la desregulación, la innovación y
las instituciones trasnacionales más rechazo suscitan.
Sólo el
15% de la población, en el conjunto de los 28 países escrutados, diría
todavía que el presente sistema sigue funcionando. Para el 53%, eso ha
dejado de ser así. El 32% no está seguro. Más de dos tercios de los
encuestados en Francia, España, Italia, México y Sudáfrica coinciden en
la afirmación de que el sistema ha dejado de funcionar.
No muy lejos de
eso se hallan los alemanes, con un 62%; y un 57% de estadounidenses
opina eso mismo. En Rusia, un 48%; en China, un 23%; y en los Emiratos
Árabes Unidos, sólo un 19%, lo que naturalmente tiene que ver también
con la relación con las autoridades. Casi la mitad de las personas con
instrucción universitaria en el cuarto superior del nivel de ingresos ha
dejado de confiar en el sistema. Y tres cuartos de todos los
entrevistados dicen que el sistema favorece a los ricos y a los
poderosos.
A juzgar por las apariencias, diríase que tienen que
producirse transformaciones revolucionarias del tipo de las que ha
empezado a introducir Donald Trump denunciando los tratados de libre
comercio. (...)
Lo cierto es que más del 70% de los encuestados se manifiestan a
favor de más proteccionismo estatal. Casi el 50% dan por supuesto que
los tratados de libre comercio son una amenaza para los puestos de
trabajo. El 60% tiene miedo de perder su puesto de trabajo a causa de su
deficiente calificación. Un número parecido teme a la concurrencia
extranjera; el 58%, a los inmigrantes; el 55%, a la deslocalización en
países más baratos; y el 54%, a la automatización.
El "Make
America Great Again" de Trump no sólo halla oídos despiertos en
Norteamérica. El 69% de todos los encuestados dice que los intereses del
propio país deberían ponerse por encima de los otros. Y el 72% exige
que el gobierno proteja los puestos de trabajo de la economía nacional,
incluso al precio de ralentizar el crecimiento económico.
La confianza en los ejecutivos empresariales y en los gobiernos ha
caído espectacularmente. Sólo para el 37% resultan creíbles los jefes de
las empresas privadas. De los gobernantes –elegidos por ellos mismos en
las democracias— sólo dicen eso mismo el 29%. El nivel más bajo de
confianza es el depositado en los políticos. La imagen de las elites
está por los suelos.
Los académicos o los expertos no gozan, para el
60%, de más confianza “que una persona como tú o como yo”: la confianza
en ellos también se ha desplomado. Los políticos y los dirigentes
empresariales están muy por debajo. No sólo en los países
industrializados, también en los países en vías de desarrollo los
gobiernos son considerados “incompetentes, corruptos y banderizos”.
Casi
dos tercios de los encuestados confían en las informaciones filtradas
más que en los comunicados de prensa, cosa que, como observa Edelman,
habla menos de la cámara de resonancia que del escepticismo realista
frente a las autopresentaciones habitualmente maquilladas. Para más de
la mitad, las personas individuales son mas confiables que las
instituciones. Y –para muestra, Trump— los oradores espontáneos,
abiertos y chocarreros, gozan de más credibilidad que los reservados y
diplomáticos.
Igualmente bajo han caído los medios de comunicación en el último año. (...)
Sólo en China, Singapur, Holanda, India e Indonesia encuentra una
magra mayoría creíbles a los medios. El 59% de los encuestados confiaría
antes en un algoritmo buscador que en un redactor periodístico. En
suma: se ha generado un mundo en el que las personas viven en burbujas
autorreferenciales.
En Alemania, un 42% confía en los medios, dos puntos
menos que en el informe de 2016. En los EEUU declara eso todavía el
47%, mientras que menos de un tercio lo manifiesta en Turquía, en
Irlanda, en Polonia, en Rusia, en Australia, en Japón y en Gran Bretaña,
una polícroma amalgama de países.
El informe apunta a que, a
pesar de retroceder también, la economía privada despierta más confianza
que los gobiernos, los medios de comunicación y las ONGs, aun no siendo
claro qué entienden exactamente por estas últimas. Hay diferencias muy
contrastadas entre Corea del Sur, Hongkong, Rusia y Polonia, en el
extremo más bajo, y China, México, India e Indonesia, en el extremo más
alto de esperanza en un aumento venidero del bienestar. (...)
La victoria electoral de Trump podría explicar también, junto con la
desconfianza en la elite, el que las empresas estén bien vistas en los
EEUU por el 58%: pueden haber ganado 7 puntos en el último año. (...)" (Florian Rötzer
, Sin permiso, 29/01/2017)
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