"España fue a principios de este siglo es uno de los países en los que se
invirtió y apostó de manera más fuerte por las energías renovables, las
razones eran obvias: España es un país en el que apenas se produce
energía de origen fósil en comparación con todo lo que se consume.
Desde
el año 1975, España ha tenido un déficit energético que ha oscilado
entre el 80 y el 70 por ciento de la energía producida, la cual en su
mayoría es de origen fósil, por ello y para poder mejorar la
competitividad nacional en agregado, en España desde los años 90 se
invirtió fuertemente en el I+D de las energías alternativas y renovables
para que los resultados se impregnasen de forma rápida en todo el
tejido nacional, sobre todo en el ámbito industrial, comercial y
doméstico para que así, España, con suerte pudiese desplazar la demanda
de combustibles fósiles a un segundo y tercer plano dentro de la demanda
energética de las fuentes tradicionales que las empresas nacionales se
veían obligados a importar desde países que gozan de pozos petrolíferos y
fuentes de gas natural más ricas (...)
Pero como en muchos otros ámbitos de España, estas buenas
pretensiones no llegaron a buen puerto. A partir de estas estadísticas
de las que el Gobierno pertinente sacó pecho y “demostró” a todo el
mundo lo verde que era España, viendo que la crisis atacaba directamente
a sectores estratégicos para la macroeconomía española y muy
posiblemente la salida laboral de algún dirigente político que otro, la
administración a partir de distintas trabas burocráticas, límites dentro
de la producción de electricidad que podían generar estas placas
solares y límites también en la producción, creación e implantación de
la energía solar hizo que esta fuese relegándose a un segundo plano y
perdiendo poco a poco el vigoroso empuje que tuvo en la primera década
del siglo XXI.
Hoy en día y desde 2012, se ha congelado de forma
indefinida los incentivos económicos para la implementación de las
energías renovables. (...)
El mes pasado, como todos sabemos muy bien, la factura de la luz
subió e incluso se duplicó con respecto a otros meses. Uno de los
factores que más ha influenciado esto ha sido la escasez de energías
renovables, entre ellas la solar.
Las decisiones gubernamentales que se
rigen por la rentabilidad, la eficiencia y la competitividad de las
grandes empresas ha terminado perjudicando a los mismos de siempre, a
los consumidores que estamos si o si atrapados en las dinámicas del
sector energético puesto que en este caso no podemos elegir que tipo de
energía consumimos, en otras palabras, ya que el tener placas solares ya
fuesen de PYMES que suministrasen a nivel local o incluso particulares,
dañaban a las grandes energéticas, no se ha permitido que podamos
autoabastecernos de energía, incluso de forma mínima.
Debido a la
situación reciente de escasez de viento y agua hicieron que las grandes
empresas no pudieran “tirar” de estas energías, que son más baratas que
el carbón y el gas natural y por tanto cobraron más ese mes.
Esta
estrategia de subir los precios responde a dos factores, uno con la
esperanza de que la gente consuma menos, así tienen que producir menos y
la otra, que las energías a las que se ven obligados a recurrir es más
cara que la eólica y solar. Esta situación se puede remediar muy
fácilmente: haciendo un pequeño esfuerzo de inversión en energías
solares, retirando el impuesto al Sol, que indudablemente sólo tiene
afanes recaudatorios puesto que no existen externalidades negativas de
aprovechar la energía solar; y permitir que se puedan poner placas
solares de forma más sencilla a nivel administrativo, ya que seguramente
permitirían que nuestras facturas de la luz fuesen bastante más
económicas de lo que tenemos que afrontar ahora mismo.
Sinceramente,
en esta situación energética, nos encontramos con una postura bastante
paradójica por parte del Gobierno Central. Por un lado vendemos sol en
cuestión de turismo, pero cuando se trata de que los locales nos
beneficiemos de ese sol que les ofrecemos a nuestros vecinos del norte
en concepto de resort y calidad de vida, nuestros líderes viendo que
perjudica a las empresas que históricamente más han reportado, se
cierran en banda y prohíben que se puedan explotar de manera pequeña y
autogestionada, ya que cada día es más difícil tener una placa solar
particular. (...)
Desde todos los puntos de vista desde los que he podido vislumbrar esta
situación, parece que la decisión de bloquear la energía solar y su
explotación no es beneficiosa. Los precios de la luz suben, se contamina
más y los ciudadanos, desde el punto de vista políticos no estamos
contentos debido a ello, lo cual en un futuro electoral podría
manifestarse.
Para concluir, creo que tenemos un filón energético que
puede garantizarnos el futuro, nuestros dirigentes en vez de negarlo y
bloquearlo, deberían explotarlo y garantizarlo por nuestro bien, por
nuestro futuro y por el suyo." (Hiscio Belluga Molina , Público, 11/03/17)
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