18.4.17

Las tasas de depresión se incrementaron un 18% entre 2005 y 2015... actualmente afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo

"Como anticipo del Día Mundial de la Salud el 7 de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe que mostraba que las tasas de depresión se incrementaron un 18 por ciento entre 2005 y 2015, estimándose actualmente que afectan a más de 300 millones de personas en todo el mundo. Aproximadamente 800.000 personas se suicidan cada año. Según la OMS, la pobreza y el desempleo son las principales causas. (...)

Sin duda, los servicios de salud mental están en unos niveles de apoyo críticos globalmente. Aunque están habitualmente correlacionadas con la pobreza, las enfermedades mentales pueden causar miseria a pesar del estatus socioeconómico de cada uno.

Sin embargo, como miembro de la Facultad de Estudios Sanitarios Globales de la Northwestern University, me parece sorprendente que la OMS destaque la pobreza y el desempleo como principales causas de la depresión, pero sugiera ejercicio, programas escolares de prevención, terapias y medicamentos para resolverlo.

Si la pobreza y el desempleo son las principales causas de la depresión, ¿no deberían nuestros remedios abordar los factores económicos de la pobreza y el desempleo, en lugar de enfocarse estrechamente en los programas escolares y el ejercicio?

¿Es la expansión de las enfermedades mentales solamente un tema sanitario, o es también una repuesta previsible a la expansión del estrés económico?

Esto alcanza a un tema fundamental sobre cómo está conceptuada la salud global a los más altos niveles. Preferimos soluciones rápidas y “factibles” en lugar de abordar problemas complejos. Innovamos en torno al dilema –más antidepresivos, más servicios de salud mental, más ejercicio– pero fallamos en abordar los problemas estructurales subyacentes. ¿En qué momento abordaremos los factores que condicionan globalmente la expansión de los problemas de salud? (...)

Si, como el FMI afirma, el actual sistema económico global incrementa la brecha de riqueza global, y las tasas de desempleo y pobreza con ella, no es ninguna sorpresa que la depresión haya crecido un 18 por ciento en todo el mundo. Después de todo, uno solo puede ser tan fuerte cuando puede conseguir trabajo para alimentar a su familia.

La pobreza y la desigualdad, y la posterior depresión, quizá parezcan una preocupación ajena, pero la expansión global de desigualdad y pobreza colocan potencialmente a todos en riesgo a pesar de su localización o estatus socioeconómico. (...)

Al imponer la austeridad, el FMI restringió el gasto gubernamental del oeste de África en sistemas sanitarios. El resultado fue una masiva escasez de recursos humanos y debilitó los sistemas sanitarios, permitiendo que el ébola causara estragos en África Occidental y amenazara también a los países ricos. La epidemia demostró que la pobreza es el problema de todos y no solo por razones humanitarias.

Más allá de las crisis sanitarias, según el Banco Mundial (otro proponente principal del neoliberalismo), el empleo y la inclusión económica combaten el extremismo violento. Ningún grado de expansión militar ayudarían a “ganar la batalla contra el ISIS” (también conocido como Daesh) como lo haría la estabilidad económica.

Quizás es el momento de conocer el papel de nuestro actual sistema económico global en exacerbar los graves problemas que estamos tratando de abordar, desde el extremismo hasta las crisis de salud mental.

Por supuesto, no hay panaceas cuando hablamos de salud mental, pero es el momento de empezar conociendo algunos de los temas estructurales que alimentan la ansiedad y la depresión.

Quizás es el momento de innovaciones económicas, en lugar de las cansadas reclamaciones sobre reducir el gasto gubernamental, recortes fiscales y desregulación. (...)" (Noelle Sulivan
es profesora ayudante de Estudios Sanitarios Globales y Antropología en la Northwestern University, Sin Permiso, 08/04/17)

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