"Guy Standing acuñó el término 'precariado'
para referirse a todas las personas que viven en constante
incertidumbre, ya sea por depender de empleos inestables o ayudas
sociales insuficientes.(...)
En el libro afirma que vivimos en un sistema opuesto al libre mercado.
El neoliberalismo de los años 80 y 90 se ha transformado en el
capitalismo rentista que tenemos hoy, basado en los derechos privados
sobre la propiedad física, financiera o intelectual. Es un sistema
corrompido, no solo porque haya individuos corruptos, sino porque se
basa en una mentira. El capitalismo rentista no favorece el libre
mercado. Todo lo contrario: es el sistema de menos libre mercado de la
historia.
¿No son manzanas podridas, es el cesto entero?
La corrupción es intrínseca al sistema. La competición por poseer
derechos de propiedad privada con los que extraer rentas se impone sobre
las leyes del libre mercado.
¿Cómo afecta esta corrupción a las políticas públicas?
La democracia y los procesos de toma de decisiones están corrompidas.
El símbolo es el fenómeno de las puertas giratorias. Un ministro de
Finanzas puede no haber cobrado una comisión, pero está corrompido
institucionalmente. De ahí que base más sus decisiones en su futuro
profesional para poder acabar, por ejemplo, en Goldman Sachs.
Un liberal podría decir que el problema es que hay demasiada regulación.
La pregunta que se tendría que hacer a los liberales es por qué no se
han opuesto al capitalismo rentista, que ya está institucionalizado. La
retórica de la regulación es una mentira: sí hay regulación, se ha
establecido pero a favor de las finanzas, los derechos de propiedad y
para controlar a las organizaciones sociales.
Una de las claves que menciona en el libro es el colapso del sistema de redistribución de la riqueza del siglo XX.
El desarrollo del capitalismo rentista implica que el sistema de
distribución de la riqueza vigente en el siglo XX se ha roto. Durante un
largo periodo de tiempo hubo cierta estabilidad entre
rentas del capital y rentas del trabajo. Desde el inicio de la era de la
globalización y la agenda neoliberal todo ha saltado por los aires.
¿También se ha roto la solidaridad entre los trabajadores que han
sufrido menos los efectos de la ola neoliberal y el nuevo precariado?
Entre las rentas del capital, las de los rentistas crecen. Y entre las
rentas del trabajo, que se están reduciendo, ciertos asalariados han
logrado mantener sus posiciones, mientras el precariado no dejaba de
crecer. De ahí que el precariado se oponga a menudo a los sindicatos
porque creen que no les representan y que solo trabajan para los
asalariados tradicionales.
Otorga una responsabilidad especial de este desastre a la socialdemocracia europea, en particular a la Tercera Vía.
La Tercera Vía se verá con el tiempo como uno de los grandes errores
históricos de la socialdemocracia europea. Fue un chollo para el mundo
de las finanzas y el capital. La socialdemocracia aceptó la economía
neoliberal, promovió privatizaciones y flexibilizó más el mercado de
trabajo. Echó atrás sus propios logros, perdiendo así el respeto y el
apoyo de un precariado cada vez más creciente.
¿La socialdemocracia puede recuperar la credibilidad entre el precariado?
No. El precariado mira a los socialdemócratas y les dice: '¡No nos
representáis!'. No hay más que ver lo que ha pasado a los partidos
socialdemócratas en Reino Unido, Francia, Holanda... Esto tiene un
aspecto negativo: ahora tenemos un vacío de política progresista. Pero
lo bueno es que la política odia el vacío, por lo que creo que hay un
espacio para que florezca una verdadera política progresista. (...)" (Entrevista a Guy Standing, eldiario.es, 13/05/17)
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