"Lo principal de las elecciones presidenciales que acaban de celebrarse
en Francia quedó resuelto en la primera vuelta, porque fue entonces
cuando los electores tomaron las decisiones principales y despejaron la
incertidumbre sobre el resultado final.
Por un lado, decidieron
deshacerse de la clase política convencional, que simbolizan mejor que
nadie Hollande y Sarkozy, para estrenar otra completamente nueva, tanto
que aún no existe; porque jóvenes cualificados y honestos los hay por
millones y son mejores que los viejos políticos que conocemos, nos dicen
los electores franceses.
Lo que nos enseña que los dueños de ese país y
los protagonistas de sus éxitos y sus fracasos son sus paisanos, no sus
gobernantes. Esta ha sido la primera y principal de las decisiones de
la sociedad francesa en la primera vuelta, terminar con lo que les
avergüenza, y esto socava el popular «nosotros o el caos» del PP de
Rajoy en España.
Por otro lado, los socialistas habrían obtenido el 6,4 % de Hamon o un
resultado similar con cualquier otro candidato. Esta situación de los
socialistas franceses, reducidos a 2,2 millones de votos, es equivalente
a los 3,2 millones que le quedarán al PSOE después de sus elecciones
primarias, hacia el 13,0 % de los votos válidos y alejados de Ciudadanos
en el barómetro de julio del CIS. Lo que no le sorprenderá al lector de
La Voz de Galicia, porque está más que escrito en estas páginas que ese
partido tenía que terminar así.
También quedó meridianamente claro en la primera vuelta que Le Pen no
tendría opciones de ganar la carrera presidencial, lo que explica la
tasa de participación inferior a la del año 2012 y el doble de votos
blancos.
Le Pen nunca tuvo opciones y la participación no fue dramática.
De hecho, con 7,7 millones de votos en la primera vuelta, el Frente
Nacional solo había mejorado 1,3 millones de votos respecto a su
resultado del año 2012, una birria de progresión si se compara con los
8,7 millones de votos ex novo de Macron o los
3,1 millones que progresó Mèlenchon respecto a aquellos comicios.
Lo de
Le Pen es mucho menos de lo que nos dicen, porque su resultado perdedor
de 10,6 millones de votos en esta segunda vuelta es tan flojo que ha
quedado a 6,2 millones del obtenido por Sarkozy en el año 2012. Lo de Le
Pen está ahí, pero representa a un a parte excéntrica de una sociedad
que se ha expresado demócrata, confiable, renovadora, europeísta y
convencional.
Otra lección de estas elecciones es para los que
organizan los ciberataques, porque acaban de comprobar que no se puede
confundir a los franceses. Suponer que se les puede engañar mediante el
uso de informaciones falsas en las redes sociales es de una ingenuidad
pasmosa.
Por último, los resultados de las elecciones
francesas contribuyen a hacer más viejo y prescindible el Partido
Popular en España. El elector que refuerza a este partido, porque
considera que es el único que puede asegurar el cumplimento de los
objetivos, lo empieza a comprender de otra forma después de estas
elecciones." (
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