"España se ha inspirado en Alemania para corregir su rumbo y ha logrado un superávit en el sector exterior de un 2% del PIB. (...)
Pero ese modelo alemán, que tanto gusta a algunos economistas
catalanes, que se inclinan por el independentismo, –creen que Alemania
no debe pagar al sur de Europa, como no lo debe hacer Cataluña respecto
al sur de España—representa un peligro sustancial no ya para sus socios
europeos, sino para el conjunto del mundo.
En este blog se ha incidido en esa idea de forma constante. Es
difícil pertenecer a un club en el que uno de sus miembros tiene una
relación completamente asimétrica con el resto. Para la zona euro,
Alemania es un problema en estos momentos, aunque se hayan encauzado los
principales problemas, con una incipiente, pero clara Unión Bancaria. Pero lo es para todo el sistema mundial.
Los países que se han reunido en el G-20 en Hamburgo
han discutido en los últimos meses sobre las trabas que se tratan de
imponer al libre comercio. Es Donald Trump, el presidente de Estados
Unidos, el más activo para restringir esas relaciones comerciales,
convencido de que algún tipo de proteccionismo deberá imperar para
conservar los puestos de trabajo de la economía manufacturada
norteamericana.
El semanario The Economist acaba de establecer su doctrina,
de nuevo, con dos claros mensajes: Trump se equivoca, Merkel tiene
razón al apostar por un libre comercio como garante también de los
valores democráticos, pero Alemania debería hacer un esfuerzo
por invertir y gastar, porque su exceso de ahorro supone que otros deben
endeudarse sin reparos.
Es decir, The Economist le acaba de decir a Merkel que no puede
abogar por la libertad de las relaciones comerciales, cuando Alemania
está dedicada en cuerpo y alma a las exportaciones, de una forma tan
radical que ha logrado tener el superávit comercial más alto del
mundo, con 300.000 millones dólares en 2016, por encima de los 200.000
millones de… China.
Es una auténtica asimetría. Se trata del 8% del PIB de Alemania.
No es un ahorro de las personas, preocupadas por su jubilación. Es un
ahorro de las empresas y del gobierno, de forma enfermiza, una práctica
interiorizada, una especie de instinto, como explica The Economist.
Nadie gasta en Alemania
Alemania, además, no está sola. Le siguen los nórdicos, como Suecia,
Suiza, Dinamarca o los Países Bajos. Es la economía mundial la que está
descompensada. Son las grietas del sistema, como lo explicaba Raghuram Rajan en su libro del mismo título. Y es lo que molesta a Trump, aunque lo explique mal y proponga políticas equivocadas.
“La
creencia de Trump de que los aranceles nivelarán el campo de juego es
ingenua y peligrosa: reducirán la prosperidad para todos, pero ha
comprendido una verdad incómoda. Él ha advertido a Alemania por su
superávit comercial”, señala The Economist. (...)
No es la primera vez que The Economist advierte de que la
posición de Alemania es inasumible. Luego se entienden reacciones como
las del Trump, que apunta sin saber muy bien qué se puede hacer. Pero sería necesaria una rectificación por parte de Alemania, para buscar una racionalidad en todo el sistema." (Manel Manchón , 09/07/17)
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