"Los datos de afiliación a la Seguridad Social del pasado mes de agosto
reflejan de manera cruda y precisa lo que es nuestra querida España, por
obra y gracias de nuestras élites políticas y económicas. Es un país
donde predominan los empleos temporales, precarios, estacionales,
ligados básicamente al sector servicios, especialmente turismo.
Lo que
eufemísticamente, y de manera incorrecta, denominamos país de camareros y
crupieres. Eso sí, “son los camareros mejor preparados del mundo”, tal
como afirmó en una reciente entrevista radiofónica, quiero pensar que de
manera inconsciente, la inefable Vicepresidenta del gobierno patrio,
Soraya Saenz de Santamaría. Cínicos salva patrias.
Sin embargo, los
datos ponen de manifiesto algo todavía más preocupante, y que hemos
defendido desde estas líneas: se están agotando las razones exógenas que
hay detrás de la mejora económica patria. (...)
Porque nuestro modelo productivo, salvo un tejido espectacular de
mediana y pequeña empresa exportadora, surgido allá por los 90, y que
empieza a ser asaltado por capital especulativo foráneo, sigue siendo el
mismo: burbujas, camareros y crupieres. Y los datos de agosto reflejan
una vez más esta idea.
Si nos fijamos en la evolución de los datos diarios, oh sorpresa, el
último día de agosto la afiliación disminuyó en 266.362 trabajadores.
Nada nuevo en el horizonte. No se genera empleo, se reparte miseria (...)
La élite política y económica, con una formación académica y un bagaje
intelectual en muchos casos inferior a la de sus empleados y electores,
en vez de promover el talento, la innovación y el emprendimiento,
decidió hace mucho tiempo, para el futuro de nuestros hijos, otra cosa
bien distinta. La propuesta del actual ejecutivo para nuestra querida
España era muy clara.
Con ella, los jóvenes españoles bien formados
acabarían en el exilio, y el resto ocuparían puestos precarios,
temporales, estacionales, entre ellos los de camareros y crupieres de
los millones de turistas que vengan a España a tomar sol y playa. Y debo
reconocer que lo han conseguido.
El mercado laboral español recoge los frutos sembrados durante décadas
por las élites económicas patrias, básicamente rentistas, dominadas por
la interacción de una serie de oligopolios dañinos para nuestra salud.
El binomio bancario-inmobiliario, aderezado con distintos monopolios
naturales privatizados, ha subyugado, y sigue subyugando, la vida
económica de este país.
Pero para ello contaron con la colaboración,
incluso con el diseño, de una parte de nuestra clase política que, en
plena ola burbujil, alentó un endeudamiento masivo que hundió
definitivamente las esperanzas de futuro de este país.
Este proceso se
agudizó cuando esas mismas élites, durante la Gran Recesión,
implementaron un rescate bancario que protegió a los bonistas
extranjeros, concediendo además “regalos” varios a diferentes
oligopolios, todo ello a costa de los contribuyentes, especialmente los
más jóvenes, lo que incremento la deuda pública patria más allá de los
estabilizadores automáticos. Sin soberanía monetaria, dicha deuda es
insostenible.
Los factores transitorios que explican la evolución reciente de la
economía española se están desvaneciendo. Los efectos positivos tanto de
la muy tímida relajación presupuestaria como de la compra de deuda
pública por parte de Banco de España se están diluyendo. Si además el
euro continúa apreciándose, el panorama se vuelve sombrío.
Pero la
situación se agravaría todavía más si aumentara, como así prevemos, la
aversión al riesgo global, ya que en ese caso se desataría, desde un
punto de vista estrictamente económico, la tormenta perfecta, con una
combinación de crisis de deuda soberana y crisis bancaria. Ello pondría
de manifiesto que nuestra economía tiene pies de barro. Entraríamos en
la Segunda Fase de la Gran Recesión.
Y si eso ocurre, (...) las élites volverán a exigir nuevas
devaluaciones salariales en nombre de palabra huecas como competitividad
y productividad. Y de nuevo tratarán de idear y diseñar la enésima
reforma laboral. La pregunta es la de siempre, ¿hasta cuándo los
trabajadores, especialmente los más jóvenes, lo van a permitir?" (Juan Laborda, Vox Populi, 07/09/17)
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