"(...) ¿Qué hacer entonces?
Parto
de una premisa. El diálogo propuesto por los independentistas es un
falso señuelo. Aspiran en realidad a cumplir con su épica final, la
independencia. A partir de esta conjetura, ¿cómo debería actuar el
ejecutivo central? Con tremenda inteligencia emocional, encaminada a
desinflar sus apoyos aquí y allá, en Cataluña, Europa y el resto del
mundo.
La aplicación del artículo 155 ahora sí que sería
contraproducente. Hace varios meses era la solución, en el momento
actual es un error de bulto.
¿La alternativa?
Vale, lo asumo. Igual es necesario propuestas encima de la mesa, con
luz y taquígrafos, sobre el sistema territorial patrio, incluso sobre la
financiación autonómica, reforzando un principio fundamental, el de la
solidaridad.
Pero, ¿les doy mi opinión? Los independentistas ya no
quieren saber nada de eso, ni nosotros se lo podemos dar. Además, cuando
se desate la segunda Fase de la Gran Recesión, las tensiones en nuestro
país aumentarán, no solo en Cataluña. Aprovechemos la oportunidad que
nos da el desafío independentista para buscar una solución óptima para
todos. Seamos valientes.
Ya saben mi opinión. Se necesita una refundación
del Estado, una enmienda a la totalidad de nuestra querida España. Ello
pasa por un proceso constituyente amplio de regeneración. El problema
de Cataluña y del resto de España es el de una desigualdad
autodestructiva, fruto de ciertos privilegios que aportan beneficios,
riqueza y poder.
Esos privilegios se han ganado en base a favores, a la
actuación de lobbies, de rentistas, con la connivencia del entramado
institucional. Basta ya de subsidiar a grupos de presión, o a ciertos
grupos electoralmente influyentes. Basta ya de leyes que benefician a
oligopolios y monopolios patrios.
Basta ya de que los ciudadanos
españoles no seamos iguales ante la ley. Basta ya de tanta corrupción.
Aquellos que aspiren a dirigir la España democrática, incluida Cataluña,
tienen la obligación de someter a la consideración del pueblo español
sus proyectos para refundar el Estado. Si se actúa así, el
independentismo se desinflará como un suflé.
Sin
embargo, ¿les digo la verdad? Nada de eso pasará. Los nacionalismos
tienen eso, enarbolarán cada uno su bandera, y no habrá regeneración
alguna. Puede incluso que sobreactúen. Y al final, en plena segunda fase
de la Gran Recesión, todo terminará enconado y, ahí sí, los
independentistas separatistas plantearán de verdad la DUI." ( , V
Juan Laborda ox Populi, 12/10/17)
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