"Más de diez mil persianas son
muchas persianas, aunque el estruendo social que supone bajarlas en las
puertas de las tiendas apenas se oiga. Son, concretamente 10.738, las
que han echado en un año los pequeños comerciantes autónomos, un sector
en declive en España tras perder casi 100.000 efectivos en una crisis cuyos supervivientes se enfrentan a un reto inesperado: competir con unas plataformas de logística y comercio electrónico decididas a llevarse por delante al tendero del barrio.
El pequeño comercio, según los datos de Ministerio de Empleo, entró en la crisis del otoño de 2008 con 432.719 autónomos que fueron menguando hasta los 348.844 de 2013 antes de iniciar un breve repunte con los brotes verdes (353.448 en 2014) previo a una progresiva nueva merma de casi 20.000 en los tres años siguientes: 350.047 al cierre del tercer trimestre de 2015, 344.827 un año después y 334.089 en septiembre de este año. (...)
"La idea parece que es acabar con un
sistema comercial tradicional para que las grandes estructuras que
operan a través de plataformas obtengan grandes beneficios", explica
Eduardo Abad, secretario general de UPTA (Unión de Profesionales y
Trabajadores Autónomos), que llama la atención sobre "el reparto social
de ese beneficio cuando se están reduciendo los trabajadores por cuenta
propia y ajena en el comercio".
El volumen de negocio del pequeño
comercio, del que hay que descontar gastos (incluye salarios), impuestos
y cotizaciones para calcular la ganancia, cuando la hay, se redujo en
más de 27.000 millones entre 2008 y 2015,
periodo en el que cayó de 240.661 a 213.134, un 11,1%, según indica la
Estadística de Productos en el Sector Comercio del INE (Instituto
Nacional de Estadística).
Sin embargo, menos de dos tercios de ese volumen de negocio corresponden al comercio tradicional, a la tienda del barrio y del pueblo, que en 2015 movieron 134.741 millones (un 63,2%) en 2015 con un desplome de casi 34.000 en siete años. Otras fórmulas como el autoservicio lograban avances notables al crecer de 61.100 a 65.852 en ese mismo periodo. (...)
El comercio tradicional retrocede en todos los sectores, con caídas
destacadas tanto en la alimentación (de 22.648 millones de euros anuales
a 19.609, un 13,5%) como en los establecimientos no especializados tipo
colmado (de 36.617 a 30.321, un 17,2%) y también, aunque en menor
medida, en los que sí lo están (de 73.576 a 72.756, un 1,2%).
Entre
estos últimos el descenso es especialmente visible en el caso de las tiendas de tecnologías de la información y la comunicación, que perdieron un 29% de su mercado al caer su facturación de 8.333 a 5.921 millones. (...)
"El principal medio que tiene el
pequeño comercio para mantenerse, y para seguir haciendo habitables los
pueblos y las ciudades, es formarse y especializarse", señala Abad, que
apunta que, "sería un error intentar competir con las mismas armas que utilizan las plataformas y las grandes superficies". "Debe apostar por la calidad y la proximidad –anota-, porque no hay nada que hacer en cuanto a la cantidad y a los precios".
En este sentido, el pequeño comercio
y la hostelería se están viendo directamente afectados, como buena
parte de las pymes y algunas grandes empresas, por los acelerados
cambios que se están dando en el sector de la distribución al por menor,
entre los que destacan dos.
Por una parte, la irrupción de
nuevas empresas de reparto que ofrecen un medio de contacto con el
consumidor, entre las que destaca la de ciclistas Deliveroo, y, por otro, las estrategias de grandes plataformas como Amazon,
a la que UPTA acusa de practicar el ‘dumping’ con el objetivo de
“romper el techo de los precios de reparto” para “rebajar el precio del
transporte por debajo incluso de su precio de coste, con el fin
inmediato de eliminar empresas competidoras en el sector”.
Mientras tanto, Francisco Aranda,
presidente de UNO, la patronal de la distribución y de la logística,
reclama "un pacto de Estado para el reparto del e-commerce y la distribución urbana de mercancías,
que siente las bases de un reparto sostenible y eficiente en la ciudad y
sirva de guía para los ayuntamientos en el diseño de sus ordenanzas
municipales" mediante "normativas y ordenanzas supramunicipales de
carácter armonizado".
UNO reclama un registro de los vehículos que se dedican al reparto, así
como regular “las denominadas plataformas de economía colaborativa” que
operan en ese sector, para reducir “la creciente competencia desleal” y
el intrusismo, desarrollar “un calendario de restricciones en la ciudad
realista y aplicable por las empresas” y, paralelamente, “favorecer la
distribución de mercancías a comercios y restaurantes en horario no
convencional”. (...)" (Eduardo Bayona, Público, 06/12/17)
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