"La soledad en Reino Unido es un asunto de Estado.
Este mal, que afecta a nueve millones de británicos, según un estudio
reciente, tendrá su propio departamento en el Gobierno. Y Tracey Crouch,
diputada tory de 42 años, será la flamante secretaria de Estado para la
soledad. La primera ministra, Theresa May, ha anunciado este miércoles
el nombramiento de Crouch, que dirigirá un departamento del Gobierno con
responsabilidad en las políticas relacionadas con la soledad.
“Para demasiada gente, la soledad es la triste realidad de la vida moderna”, ha dicho May. “Quiero confrontar este desafío para nuestra sociedad y que todos nosotros actuemos para atender a la soledad que padecen los mayores, los cuidadores, aquellos que han perdido a seres queridos, gente que no tiene a nadie con quien hablar o compartir sus pensamientos y experiencias”.
“Para demasiada gente, la soledad es la triste realidad de la vida moderna”, ha dicho May. “Quiero confrontar este desafío para nuestra sociedad y que todos nosotros actuemos para atender a la soledad que padecen los mayores, los cuidadores, aquellos que han perdido a seres queridos, gente que no tiene a nadie con quien hablar o compartir sus pensamientos y experiencias”.
El informe concluye que la soledad está a menudo
asociada a enfermedades cardiovasculares, demencia, depresión y
ansiedad, y puede ser tan perjudicial para la salud como fumar 15
cigarrillos al día. Hasta 200.000 personas mayores en Reino Unido no han
tenido una conversación con un amigo o un familiar en más de un mes. (...)
La medida responde a un exhaustivo informe de una
comisión parlamentaria que sigue la labor emprendida por Jo Cox, la
joven diputada laborista asesinada a manos de un activista de extrema
derecha en la recta final de la campaña del referéndum del Brexit. La
soledad es uno de los temas a los que Cox dedicó su carrera política.
La creación de la secretaría de Estado forma parte de
una estrategia más amplia del Gobierno que, siguiendo las
recomendaciones de la Comisión de Jo Cox, recopilará estadísticas,
trabajará en un método para medir la soledad y financiará a colectivos
que trabajen con la conectividad de las personas. “Estoy segura de que,
con la ayuda de voluntarios, activistas, empresas y mis compañeros del
parlamento, podremos alcanzar un progreso suficiente en el combate de la
soledad”, ha dicho Crouch.
La “epidemia” de soledad tiene que ver, explica la
Comisión, con el debilitamiento de una serie de instituciones que
tradicionalmente tejían conexiones entre las personas, como los
sindicatos, la iglesia, la familia, los pubs y los centros de trabajo.
Incluso los cajeros de los supermercados, uno de los últimos bastiones
de para conversar de las personas mayores solas, se están sustituyendo
por máquinas automáticas. (...)
“Cuando la cultura y las comunidades que antes nos
conectaban unos con otros desaparecen, podemos quedar abandonados y
excluidos de la sociedad”, explicaba la diputada laborista Rachel
Reeves, presidenta de la Comisión de Jo Cox, en diciembre pasado. “En
las últimas décadas, la soledad ha pasado de desgracia personal a
epidemia social.
Cada vez más de nosotros vivimos solos. Trabajamos en
casa. Pasamos más tiempo del día solos que hace 10 años. A veces parece que nuestro mejor amigo es el teléfono móvil”. Reeves se aventuró a decir que William Beveridge, uno de los padres del Estado de bienestar británico, habría añadido, si viviese ahora, la soledad como el sexto de “los grandes males de la sociedad”, junto con la indigencia, la enfermedad, la ignorancia, la suciedad y la ociosidad.
La soledad, además, tiene un coste económico para el
Estado. Diez años de soledad de una persona mayor, según un reciente
estudio de la London School of Economics, suponen para las arcas
públicas un sobrecosto económico de 6.000 libras (6.800 euros), en
sanidad y presión a los servicios públicos locales.
Aseguran que el
Estado debería contemplar la soledad como un asunto de salud pública,
igual que la obesidad o el tabaquismo. El estudio llama a combatir el
estigma de la soledad y concluye que prevenirla es un buen negocio: cada
euro invertido en prevenir la soledad, indican los expertos, genera
tres euros de ahorro." (Pablo Guimón, El País, 17/01/18)
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