14.2.18

Las salas de juego exprimen los barrios pobres de Madrid: crecen un 140% desde 2014

"Miércoles, 11:30 de la mañana, centro comercial La Vaguada, en el madrileño barrio del Pilar. Tres jóvenes, en torno a los 18 años, debaten sobre cómo apostar en el Real Madrid-Leganés en uno de los dos locales que Sportium, la empresa de apuestas deportivas, ha instalado en el centro.

 "¡Pero cómo vas a meterle 20 euros al empate, que es en el Bernabéu!", le dice uno a otro. Después salen, se dirigen al Foot Locker, una tienda de zapatillas, y regresan al local. Repiten el trayecto varias veces a lo largo de la mañana con paradas eventuales en franquicias de alimentación. 

Son repetidores y están haciendo novillos: "Aprovechamos el recreo para pasarnos un rato y hacer unas apuestillas, pero no te creas que somos unos viciosos, los hay mucho peores que nosotros", explican.

 "Tengo amigos que viven aquí, que se conocen a todo el personal de los locales de Monforte de Lemos, que incluso roban a sus padres para apostar", remata otro. Muchas de estas salas permiten fumar en el interior, además de regalar cerveza solo por entrar al local.

Estos jóvenes han asimilado las casas de apuestas como su entorno natural porque el barrio del Pilar, como otras zonas populares de la ciudad, está experimentando un crecimiento inusitado de las salas de juego, que abandonan el centro en busca de alquileres más bajos y nuevos jugadores. 

Solo en Aluche, Usera y Puente de Vallecas se han abierto más de 40 establecimientos desde 2014. Mientras, zonas de mayores rentas como Centro o el barrio de Salamanca tienen tres menos, como indica el análisis de datos públicos que ha realizado este periódico. (...)

A cierre de 2017 se contaban en Madrid 318 locales de juegos de azar, contra los 185 de tres años antes. Si nos atenemos a los distritos de la capital donde más de la mitad de las rentas no superan los 25.000 euros anuales, los locales de juegos de azar han pasado de 55 a 133 en tres años, un aumento del 141%. En la ciudad de Madrid crecen, en total, un 40% en el mismo periodo.  (...)

  Si vive en un barrio popular, habrá reparado en ellas, porque están por todos los lados, especialmente en las arterias comerciales. En la calle Marcelo Usera, en Usera, hay ocho, las mismas que en General Ricardos, en Carabanchel. 

En Bravo Murillo, el eje vertebrador de Tetuán, doce. No hay barrio con bajas rentas que se libre: "Es lógico que las salas se estén instalando en estos barrios, porque es ahí donde está el perfil del adicto al juego. 

Los problemas económicos —y la necesidad de conseguir dinero rápido— junto a la falta de información sobre el juego los hacen especialmente vulnerables a este tipo de adicción", considera Esther Rubio, psicóloga de Proyecto Hombre.  (...)

  Como mandan los cánones de los casinos, los salones de juego suelen ser espacios sin ventanas, espejos ni relojes para evitar que el jugador tenga consciencia del paso del tiempo. Tienen una parte de máquinas tragaperras, un negocio en ligero declive, y a menudo a la cerveza 'invita la casa', como ha podido comprobar este periódico.

 Pero lo que ha revitalizado los salones, históricamente poblados por personas de mediana edad, son las apuestas deportivas: "Su introducción ha mejorado la rotación de los salones de juego. Entra y sale mucha más gente que antes, y son más jóvenes, lo que favorece al salón en general", considera la patronal.

 Las apuestas de fútbol son especialmente lucrativas para los salones, no solo por ser las más recurrentes, sino porque fijan a los apostadores al menos dos horas en el salón, posibilitando que, mientras, realice otras apuestas.  (...)

El perfil está muy marcado: el jugador promedio es un hombre de entre 18 y 43 años, que vive en pareja y tiene un bajo nivel de ingresos y estudios. Además, los estudios señalan que hay detonantes comunes a la hora de caer en el juego patológico, como la muerte de un amigo o familiar (presente en el 53% de los casos), los problemas económicos (45%) y cambiarse de domicilio (34%). Se trata de una actividad monopolizada por los hombres, ya que solo el 7% de los apostantes habituales son mujeres.

Desde Proyecto Hombre indican que aún no reciben personas adictas a las apuestas 'online', ya que los adictos tardan una media de diez años en buscar ayuda y el fenómeno es más reciente, pero sí notan su presencia: "Hemos instaurado un protocolo nuevo: preguntar a todos los adictos que vienen a Proyecto Hombre, ya sea por drogas o por cualquier otro motivo, si juegan a las apuestas deportivas. Hemos detectado que es una adicción secundaria (que viene después de otra más grave) que está presente en muchos pacientes", dice Rubio.

Adrenalina y dinero rápido

Para Antonio*, "las maquinitas" fueron un agujero negro. Empezó a jugar en los bares de su barrio, Carabanchel, todavía en pesetas, echando unas monedas a la tragaperras. Tenía 35 años y no pudo parar de jugar durante prácticamente todos los días de los cinco años siguientes. Entendió que el suyo era un problema cuando se dio cuenta de que ya no lo hacía para pasárselo bien, sino para hacerse daño.

 "Robé dinero a mi hija cuando no había nada en casa. Y se lo robaba convencido de que le habría devuelto mucho más, que con eso le pondría un piso... es un autoengaño constante". Creía que el suicidio sería su única vía de escape, asegura, y, tras constatar la ineficacia de las píldoras que le recetó un psiquiatra, encontró su sitio en los círculos de Jugadores Anónimos.  (...)

 Acude gente como Antonio o su compañero Luis*, que cuenta cómo entrar en las salas de bingo le hacía olvidarse de todos los males, "hasta del dolor de muelas, literalmente". Ahora se ha inscrito en el registro voluntario de personas que tienen prohibida la entrada a las salas de juego. Los empleados piden nombre y DNI y, si está registrado, no entra. 

Este periódico ha podido comprobar que, si en grandes salas de bingo este registro se comprueba a diario, en las salas de juegos de azar más comunes a menudo se pasa por alto.

 Ahora Antonio está "limpio", en sus propias palabras, y constata que los jugadores 'online' son, con diferencia, los nuevos protagonistas de los grupos de ayuda. Aunque el fenómeno que más preocupa en el sector es la incorporación de los jóvenes a los salones de juego. 

Es la traslación de las apuestas 'online' a un local físico, lo que genera sentimiento de comunidad y le aporta un matiz lúdico: "Las apuestas deportivas son un producto perfecto para los jóvenes. Les ofrecen todo lo que buscan: reto entre amigos, adrenalina, dinero rápido..." explica la psicóloga Rubio.

 "Lo han tomado como un centro de reunión. A menudo estos locales están al lado de un 100 Montaditos y otros locales que suelen frecuentar los jóvenes, es muy preocupante", continúa Rubio, quien considera que una persona con los 18 años recién cumplidos no está preparada para jugar: "Para colmo estas casas de apuestas les regalan dinero a los clientes solo por entrar. 

Les dan 200 euros para apostar, para que cojan el hábito, y los jóvenes normalmente no tienen conciencia de que es dinero real, sino que es otro juego como la PlayStation".

Los ídolos normalizan el juego

El mundo del deporte también ha contribuido a blanquear las apuestas deportivas. Se anuncian en los carruseles de fútbol, en la prensa deportiva e incluso los propios jugadores recomiendan jugar. Desde futbolistas como Joaquín, Kiko o Martín Vázquez a periodistas como Manolo Lama o Julio Maldonado pasando por vividores profesionales como Josef Ajram, cuyo rostro está impreso en los salones de juego de La Vaguada, todos han cedido al patrocinio de las apuestas. 

Otros, como los futbolistas Gerard Piqué y Neymar, partiendo de una afición personal, han conseguido que el póker sea considerado un deporte más, incluso más igualitario que el fútbol: 

"El póker te da algo que el fútbol no te puede dar. Si tú eres novato y no tienes ni idea de jugar al fútbol, no tendrás nunca la posibilidad de jugar contra Messi y Cristiano, a no ser que se te aparezca la virgen y ganes algún sorteo. En el póker puedes jugar contra los mejores del mundo siendo un novatillo y no sabiendo de esto", llegó a decir en un programa de radio el central del Barcelona.

Además, los salones de juego están tomando parte de la clientela de los bares. A diferencia de estos, que ofrecen solo un partido, normalmente de los equipos más fuertes de la liga, en los salones se puede ver cualquier partido del mundo

Mientras, en los anuncios de las televisiones, TVE incluida, las caras del deporte también invitan a apostar hasta en horario infantil, como denunció este año el Consejo Audiovisual de Andalucía. "Esto es muy negativo, ya que se normaliza el juego y se presenta como algo divertido, sin riesgos, que viene avalado por los futbolistas, que a menudo son los iconos de los que apuestan", finaliza Rubio."                (Alfredo Pascual, Daniele Grasso, El Conficencial, 28/01/18)

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