"(...) Quien logre solucionar el conflicto catalán y por tanto el
problema territorial, tendrá la llave para desbloquear el tan ansiado
cambio en toda España.
Los retos que quedan pendientes a la clase trabajadora y sus representantes políticos van desde la necesidad de reformular el sindicalismo,
llevándolo más allá de los centros de trabajo grandes.
Hoy en día los
trabajadores están más dispersos y atomizados que nunca, y prácticamente
sin afiliación en el sector terciario y muy minoritario entre la
juventud, con un dato muy alarmante de un 3% de sindicación en los
menores de 30 años.
Debemos luchar por una mejora de las pensiones
–de la que algunos políticos ya ni garantizan–para dotar de una vida
digna a nuestros mayores, de las que muchas familias a su vez dependen
al no tener ingresos estables, ni de calidad, y organizar a su vez a
estos sectores de la población con disponibilidad de tiempo y
experiencia.
La creación del Sindicat de Llogaters en Barcelona
apunta a ser una de las soluciones del problema de la vivienda para
hacer presión contra el alza de precios y especuladores de la ciudad.
Como tarea indispensable encontramos también la urgencia por recuperar una sanidad pública que de oportunidades y calidad de vida a las clases populares; una educación pública que fomente el espíritu crítico de nuestros jóvenes
y accesible a todos que sea motor de vertebración e integración social,
así como una universidad abierta y procesos formativos profesionales
que doten al país de técnicos en todas las áreas para poder desarrollar
el máximo potencial de la comunidad.
No se debe olvidar tampoco la defensa por parte del pueblo catalán de sus señas de identidad, su cultura y las lenguas que lo componen –se debería recuperar parte del antiguo sueño del PSUC–.
Las lenguas siempre son motivo de riqueza cultural, siendo las
vehiculares en dicho territorio tanto la catalana como la castellana y
las lenguas maternas de las poblaciones foráneas, para construir una
unión popular y social; así como volver a potenciar asociaciones y vida
vecinal para reestructurar esa convivencia perdida y la comunidad que
servía de red de apoyo en los malos tiempos, creaba unos lazos
familiares fuertes.
Venimos de un largo proceso de recortes y
privatizaciones, donde el neoliberalismo ha arrasado prácticamente con
todas las viejas instituciones que daban un cierto descanso y seguridad a
las personas.
El trabajo por recomponer parte de lo destrozado es
descomunal, pero detrás de todo ese titánico esfuerzo hay mucho por
ganar, construyendo una Cataluña para todos y todas, donde las
diferencias por origen, género o clase sean borradas.
Debemos recordar
activamente que justamente la clase olvidada por los medios y
marginada de la política es la que tiene en su mano el cambio en este
país y el poder transformarlo. En ellos está la clave del cambio en Cataluña y el futuro de España." (Patricia Castro, Mientras tanto)
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