"La proliferación de diversas drogas por todo el territorio
estadounidense tiene conmocionada a la población pues en casi la mayoría
de los hogares existe algún familiar adicto a ese destructor flagelo.
Las cifras oficiales resultan escalofriantes: En 2016 murieron por
sobredosis de drogas más de 59 000 personas, más del total de soldados
estadounidenses muertos durante la invasión a Vietnam. Solo los opioides
destruyeron la vida de 17.536 habitantes. Nadie escapa a la
drogadicción en la nación.
Si la marihuana y la cocaína han
sido durante años las principales sustancias que han proliferado por
Estados Unidos, consumidas por adultos, jóvenes y hasta menores de edad,
ahora se han impuesto otras mucho más peligrosas en ese profuso mercado
que resulta muy difícil de controlar.
Entre las razones
fundamentales de los innumerables actos de violencia y asesinados
masivos con armas de fuego ocurridos en escuelas, supermercados,
iglesias y lugares de recreación en Estados Unidos aparecen dos
cuestiones principales: la tenencia indiscriminada de armas por parte de
la población impulsada por la Asociación Nacional del Rifle y la
proliferación del consumo de drogas entre jóvenes y adultos.
Según el Gun Violence Archive
(Archivo de Violencia Armada) entre enero y octubre del año 2017
fallecieron en Estados Unidos 545 menores por disparos, ocurrieron 274
tiroteos masivos, se registraron 46 595 incidentes de violencia con
armas de fuego con resultados de 11 652 muertes y 23 516 heridos (sin
incluir 22 000 suicidios anuales aproximadamente). Las drogas estaban
tras muchos de esas desgracias. (...)
Ahora, en esa sociedad tan agresiva, cuyo país esta catalogado como
el principal consumidor de todo tipo de drogas que van desde la cocaína,
marihuana, LSD, heroína y metanfetamina (también conocidas como crank,
speed , ice y tina) se suman en los últimos años las medicinas con
opioides fabricadas por la industria farmacéutica de Estados Unidos.
La compañía Purdue Pharma lanzó al mercado en 1996 su producto
OxyContin, un opioide que le produjo a los cuatro años ingresos de 1.100
millones de dólares. Debido a la obtención de tan rápidas ganancias,
otras grandes compañías sacaron al mercado los productos Percocet y
Vicodin, también opioides.
Como siempre hacen los medios de
comunicación occidentales que se prestan a hacer propaganda de cualquier
producto siempre que les brinden altos pagos por los anuncios, Purdue
utilizó una agresiva campaña de mercadeo por radio, prensa escrita,
programas de televisión así como con médicos, a través de los cuales
prometía que el OxyContin, no era nada adictivo y libraría a cualquiera
del dolor.
Ya en 2016 se expidieron alrededor de 300 millones
de recetas para fármacos con opiáceos que alcanzaban según un medio
especializado de salud para entregar un pomo de calmantes a cada
estadounidense, incluidos los recién nacidos.
El mercado
ascendía a 24 000 millones de dólares al año, al transformante de un
fuerte calmante a una adicción con enorme dependencia. Numerosos jóvenes
comenzaron a consumirlas en las fiestas junto con bebidas alcohólicas.
Las poderosas corporaciones farmacéuticas, lograron lo que no han
podido hacer las grandes mafias traficantes de drogas: distribuirla
legalmente e incluso con receta.
Como siempre sucede en Estados
Unidos donde las poderosas compañías compran a políticos, abogados,
cabilderos, representantes y senadores, la millonaria familia Sackler,
dueña de Purdue Pharma ha entregado abundante dinero a obras
“humanitarias y caritativas”, mientras su producto OxiContin le ha
reportado desde 1995 más de 35 millones de dólares.
En el sur
de la Florida, el consumo de cocaína sigue siendo la droga más usada,
pero ya se han extendido los opioides como el fentanil y la heroína que
han acabado con la vida de miles de personas que no pueden desistir de
consumirlas.
A la par, la metanfetamina se abre paso y en los
dos últimos años ha provocado más sobredosis, creado una nueva ola de
adictos. Solo en Florida el pasado año murieron por sobredosis de
metanfetamina, 621 personas, el doble que en 2016 y otras miles han
estado envueltas en trifulcas, agresiones, robos y todo tipo de
altercados.
Se afirma que en Estados Unidos las drogas son una
voraz epidemia que alcanza a la mayoría de las familias, pero la
realidad es que la verdadera epidemia está en el sistema imperante donde
el bienestar de la población no resulta importante por encima
prevalecen el negocio y la acumulación de dinero de la minoría rica." (Hedelberto López Blanch , Rebelión, 06/04/18)
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