"Se está escribiendo la Historia en el laboratorio Italia, sí, y da pavor
a quienes consideran que no hay nada que escribir, porque ya todo está
escrito o porque son otros quienes la escriben. (...)
“Roma abre las puertas a los modernos bárbaros”, brama el Financial Times.
Kurt Volker, enviado especial de Trump para Ucrania, amenaza a Italia
con que sufrirá graves consecuencias si levanta las sanciones a Rusia.
Berlusconi que anunció una genial “abstención benévola” hacia este
gobierno, ruega a Salvini “que vuelva a casa (la coalición de
centroderecha)”.
La Bolsa italiana sufre pérdidas; la prima de riesgo
aumenta. En todas estas voces, resuena de fondo la tragedia griega de
Syriza, y aún más jondo, aquel presagio infausto de Jonás: “Dentro de
cuarenta días, Nínive será destruida”. Vuelve la urgencia, vuelve la
prisa, vuelve el ansia a Europa. Italia, sacrílega, será probablemente
castigada.
Algo jamás visto ni oído ha sucedido en el Belpaese. El mayor terremoto político tras el Brexit, según el Financial Times.
Ha sido tal el derrumbe en las últimas elecciones de los viejos
partidos (Partido Democratico, Forza Italia de Berlusconi, la siniestra sinistra)
que, ni siquiera a través del genial oxímoron de un “gobierno neutral”
del presidente de la República, ha habido modo de evitar el pacto de
gobierno entre la Liga y el Movimiento 5 Estrellas.
Dos populismos
“dispares, heterogéneos y paradójicos” según Emmanuel Macron, pero que,
en sustancia, se encuentran de acuerdo en un programa diáfano de extrema
derecha en materia de seguridad y fisco. Así definía la situación Steve
Bannon, exideólogo de Trump poco después de las elecciones: “Italia es
el centro de la revuelta mundial nacionalpopulista que ha colocado en el
centro a los individuos, la clase media, a la que se ha privado de
trabajo y bienestar debido a dos factores convergentes: el comercio
libre y los migrantes”.
Con todo, en este contrato hay también una apuesta por la soberanía
alimentaria y un oposición a la política agrícola común, se defienden
las excelencias del Made in Italy, el agua pública, la economía verde y
circular, la escuela y sanidad públicas, el patrimonio cultural como
riqueza. Se defienden, dice Di Maio, derechos sociales que eliminó la
izquierda (...)
Algo jamás visto ni oído ha sucedido en el Belpaese.
Lo realmente pertinente y novedoso es que, por primera vez, en una de
las grandes economías de la UE se cuestionan abiertamente dos intocables
dogmas de fe políticos –la Unión Europea y la OTAN – en los que se
basa la religión neoliberal y el Dios Mercado. Dos fuerzas soberanistas
se oponen a que cuestiones como la seguridad, la defensa, las
migraciones o la política económica sean per secula seculorum asuntos supranacionales.
Pedir que se revisen los tratados europeos (Pacto de
Estabilidad, Fiscal Compact...) porque sofocan la economía del país;
tachar de injerencias las opiniones antes recogidas de los distintos
Comisarios europeos; afirmar que “es oportuno volver a evaluar nuestra
presencia en las misiones [militares] internacionales bajo el perfil de
su relieve efectivo en el interés nacional”; proponer “una apertura a
Rusia, que no se habría de percibir como una amenaza sino como un socio
económico y comercial cada vez más relevante”; o sugerir “una retirada
de las sanciones impuestas a Rusia, a quien habría que rehabilitar en
cuanto interlocutor estratégico a fin de resolver crisis regionales
(Siria, Libia, Yemen)” equivale a renegar de esos dogmas de la UE y la
OTAN, que se fundamentan en su inquebrantable unidad y su indudable
univocidad. (...)
El votante de izquierda del M5Estrellas ya no podrá refugiarse en la
coartada de que el Movimiento "no es ni de izquierda ni de derecha": es
patente no solo que se ha aliado con un partido de derecha nacionalista.
Ha nacido un nuevo engendro que despierta los temores de Silvio
Berlusconi: se trata del LigaMento. Con perdón por el manoseo del
término, en adelante será como ver combatiendo la revisitación milenial
del fascismo ortodoxo (nacionalsocialismo, xenófobo pero también social)
con el vigente sacrosanto ordoliberismo globalizador supranacional.
Al
leerla en los hechos, se sabrá si este arrebato de soberanía nacional
identitaria –primero, los italianos – más de la Liga que del M5E ha sido
un caso de herejía, apostasía o tan solo queda en una blasfemia.
Es más
que probable que se trate de esto último: que impongan las políticas
económicas al nuevo gobierno y que no hayamos asistido sino a un gran
número, una bravuconería de la que saldrán ganando los ricos y que
acabarán pagando como siempre los más desgraciados, o sea, los
migrantes.
Es difícil creer que algo cambie en la religión de nuestro
tiempo, pero la siniestra sinistra, en lugar de ventilar con insultos
facilones este experimento italiano, haría bien en no seguir entregando
conceptos que fueron y han de seguir siendo suyos como el bien público o
la soberanía popular. Se ve claro que siguen asustando al poder." (Gorka Larrabeiti, CTXT, 20/05/18)
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